domingo, 12 de marzo de 2017

                                 MI EXPERIENCIA EN EL PARTO


Después de casi 9 meses, llegó el día tan esperado, el día que tantas veces imaginas e incluso intentas planificar…el DÍA DEL PARTO!

No noté nada especial los días anteriores, ni siquiera recuerdo expulsar el tapón mucoso. Lo único que recuerdo es que la noche anterior tuve más sueño y hambre de la cuenta.
A eso de las 7 de las mañana me desperté con dolor similar al de regla pero volví a la cama pensando que se pasaría, como había ocurrido otros días en las últimas semanas.

A las 9 me despierta el dolor y a diferencia de las otras ocasiones, no se me pasa volviendo a la cama pero es soportable y me acuesto de nuevo. Más tarde el dolor me hace saltar de la cama. 

Siempre planee que el día del parto no avisaría a nadie y mucho menos a mis padres pero justo esa noche estaba durmiendo en casa, con ellos. También dije que si estando con gente empezaban los dolores… sería capaz de disimular… ¡ qué ilusa!

No fui capaz de contar cada cuantos minutos venía el dolor agudo porque era súper seguido, llamé a mi pareja para advertirle de cómo estaba  aunque una parte de mi quería pensar que ese dolor se pasaría porque no me veía capaz… el miedo había llegado… empecé a repetir las afirmaciones que había estado practicando durante el embarazo y  comencé a hacerme el toque ZEN de emergencia que aprendí en el curso de Suzanne Powell semanas antes pero nada, me seguía doliendo con la misma intensidad.

Aguanté un poco más a pesar de tener el hospital a 60 km porque quería ir lo más tarde posible, me duché y ya con todo preparado  monté en la parte trasera del coche porque ya no podía sentarme en el asiento del copiloto… 

Estaba desilusionada porque pensar que el toque de emergencia haría desaparecer el dolor y veía que no era así…pero es cierto que estaba tan asustada que ni siquiera podía hacer las respiraciones necesarias.
 Una vez en el coche, me calmé, respiré e hice el toque para embarazadas que Suzanne nos enseñó durante el curso ( y para el que salí voluntaria al escenario jajaja), es un toque especial para dilatar rápido.

Suzanne nos dijo que lo hiciéramos llegando al hospital, yo lo hice nada más montarme en el coche, recuerdo que mi pareja estaba arrancando y mi madre vino a la ventanilla justo a decirme que me acordara de hacerlo  ; )

La verdad es que siempre confié en que dilataría muy rápido e hice el toque de manera muy CONSCIENTE y al llegar allí … SORPRESA! Estaba de casi 5 cm, con el cuello del útero totalmente borrado, recuerdo la frase e la matrona: “ vas a parir en un plis”.

Y así fue, llegué al hospital alrededor  de las 14 h, a las 15:30 ya estaba de 9 cm y a las 16:01 ya teníamos a nuestro pequeño Samuel con nosotros.

Fue un parto vaginal con epidural y poco más puedo escribir sobre ese momento porque me sería difícil explicar lo que sentí , creo que es un momento único y que sólo se comprende cuando se vive. Un momento al que siempre tuve pánico y que hoy, volvería a repetir muchas veces más.

Desde aquí quiero dar las gracias a Suzanne porque el toque ZEN sé que hizo posible que dilatara tan rápido, y más siendo primeriza. También por todo lo que nos enseñó durante unos días estupendos que repetiría y que recomiendo a todos los que quieran vivir de manera más consciente.

GRACIAS Suzanne,

GRACIAS papá y mamá por venir a acompañarme en este momento, por desplazaros, por prepararlo todo durante los meses de embarazo y por todo lo demás,

GRACIAS  a mi pareja por acompañarme desde hace 7 años y por  todo lo que estamos aprendiendo y viviendo.

GRACIAS a mis hermanas por venir también a acompañarnos y por querer tanto a su subrino.
GRACIAS  todas las personas que se alegraron de la noticia, que vivieron con ilusión el embarazo y que se preocupan tanto por nuestro hijo.

GRACIAS a Esther Santiago por recomendarme el libro “ Los 9 Peldaños”.

GRACIAS a Patricia Pérez Parada por recomendarme tantos libros, resolver dudas de lactancia y enseñarme tantas cosas.


Y GRACIAS al Hospital Santisíma Trinidad, a Leyre y Marga.

NAMASTÉ

KHALIL GIBRAN: “SOBRE LOS HIJOS”
Tus hijos no son tus hijos
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
Pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas,
Porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”.